Por una piedra
Pablo Borghini, 49, Lugo
El tren partió sin ella. Por una piedra en el zapato, por un segundo de duda. Se quedó en el andén, maleta en mano, mirando cómo el mundo seguía sin esperarla. Aquel retraso la llevó a un café, donde un desconocido le ofreció azúcar y conversación. Diez años después, cada vez que miran juntos el reloj, sonríen. Porque el destino, a veces, no es el tren que tomas, sino el que pierdes.