Memoria inducida
JUAN MANUEL, 41, SEGOVIA

La treintañera, con surcos prematuros en la sien, contempla una fotografía amarillenta. Busca reconocerse, pero los rostros le resultan ajenos. Su madre y su hermana guardan silencio cómplice, mientras ella deambula por una memoria extraviada y ajena. En su desesperación contacta a una amiga lejana, que ahora contempla otros celajes. Las preguntas cruzan la pantalla; las respuestas, en cambio, se suspenden en la penumbra. Hasta que, con voz temblorosa, la amiga evoca una noche de sombras frente a un anciano de sotana larga: “Cuando los demonios te dejaron, decidieron quedarse con tus recuerdos”