El recuerdo de nuestra felicidad
Jesús, 60, Mos

La casa de los abuelos es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz. Sin darnos cuenta, pasamos de ser niños jugando en el pasillo, a sentarnos junto a los adultos en la misma mesa, desde el postre del almuerzo hasta el cafecito de la cena. Si cierras los ojos y te concentras, podrás escuchar el eco de las risas, el griterío jugando en el patio… o un llanto atrapado en el tiempo. Ahora, la soledad de esas paredes y rincones. Al abrirlos de nuevo, la nostalgia te abrazará, y te preguntarás: ¿por qué se fue todo tan deprisa?