CAST / GAL

El silbato y el destino
Geronimo Casado, 14, León

Aquella mañana me calcé las botas con un nudo en la garganta. Era mi primer partido como federado. No era solo fútbol, era el destino poniéndome a prueba. Mi padre me apretó el hombro y dijo: “Haz lo que sabes. Corre, disfruta, y escucha el balón”.

Corrí. Disfruté. Escuché el balón, el viento y los gritos del entrenador. También escuché el silbato. El árbitro señaló gol. Mi primer gol. Mi primer abrazo en corro con mis compañeros. A veces, el destino se esconde en algo tan pequeño como un disparo bien cruzado.
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