¿Destino?
Ana Angueira, 57, Barro. Pontevedra
Se preguntaba si volvería a sentir esas ganas de vivir que ahora veia en ellos, pues solo cantar y encerrarse en su mundo de cristal hacia que su vida cobrara sentido y se olvidara de los años sin amar y sin ser amada, de tantos momentos de angustia y soledad.
Sabía que había apostado todo a una carta y esa carta no había sido lo que esperaba, pero empezaba a sentir que era tarde para recuperar tantas cosas, sueños y momentos que ya se habían perdido, como perdidos habían sido las noches blancas entre alcohol y descoñecidos y fingidos amigos.
Sabía que había apostado todo a una carta y esa carta no había sido lo que esperaba, pero empezaba a sentir que era tarde para recuperar tantas cosas, sueños y momentos que ya se habían perdido, como perdidos habían sido las noches blancas entre alcohol y descoñecidos y fingidos amigos.