DESTINO MARCADO
JOSE RAMON, 63, Benifaió
Finalista
Me adentré en el bosque por puro azar. Los árboles tenían un brillo extraño y aquel cielo no parecía del azul de este mundo. Enseguida vi ovejas, riachuelos, caminos estrechos como arañazos sobre el verde de las montes. Una insólita felicidad se me apoderaba. Declinaba la tarde y observé desde un altozano. Maravillado, vi al fondo del valle la vieja casa de mi infancia. Fuera, jugando sobre la hierba, al niño que fui. No volví a sentir ni a ver nada más. Si se da fe desde la ficción del relato es porque, sin destino marcado, solo él sobrevive.