CAST / GAL

Espera
Raquel, 47, Salamanca

Todos los días, a la misma hora, ella se sentaba en el mismo banco, en la misma posición y con el mismo libro en el regazo, mirando hacia el horizonte, más allá del río donde los patos se daban un baño.
Se sentaba y esperaba. Impertérrita. Mirando sin mirar.
Todos los días, a la misma hora, yo pasaba por allí y me hacía la misma pregunta.
Un día, me armé de valor, me senté a su lado y le pregunté si esperaba a alguien.
Ella, sin dejar de mirar al frente, me respondió: “Al destino. ¿Eres tú?”
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