Poema del destino
Ines, 28, Becerril de la Sierra
El viento susurró mi nombre antes de que yo lo conociera.
Los relojes se detuvieron un segundo cada vez que dudé.
Y aun así, caminé sin mapa, sin señales, solo con el pulso del corazón guiándome.
Creí perderme mil veces, pero era el destino tejiendo a ciegas.
Cuando llegué, no supe si era final o principio.
Solo entendí que todo lo vivido —cada caída, cada luz, cada sombra—
tenía el exacto peso necesario
para llevarme
a ti.
Los relojes se detuvieron un segundo cada vez que dudé.
Y aun así, caminé sin mapa, sin señales, solo con el pulso del corazón guiándome.
Creí perderme mil veces, pero era el destino tejiendo a ciegas.
Cuando llegué, no supe si era final o principio.
Solo entendí que todo lo vivido —cada caída, cada luz, cada sombra—
tenía el exacto peso necesario
para llevarme
a ti.