Discromatopsia y el hilo rojo
Maquesiña das Trapalladas, 46, San Sadurniño
La labor de las Parcas siempre había sido impecable.
Cloto, Laquesis y Átropos, hilaban, median y cortaban el hilo de la vida con pulcra precisión, hasta que Aureliano, sietemesino, adelantó su nacimiento. Improvisadamente, tuvieron que trazar un plan B.
Parecía incapaz de percibir el carmesí cordel y seguir el destino marcado por el hilado de Láquesis, que probó a reforzarlo con un triple trenzado. Más grueso, visible…
Obstinada, adquirió una hebra roja más llamativa, de un bermejo vibrante, que refulgía ostensiblemente. A pesar de sus redoblados esfuerzos, Aureliano seguía obviando el ostentoso hilo rojo, acaso cegado por su congénito daltonismo.
Cloto, Laquesis y Átropos, hilaban, median y cortaban el hilo de la vida con pulcra precisión, hasta que Aureliano, sietemesino, adelantó su nacimiento. Improvisadamente, tuvieron que trazar un plan B.
Parecía incapaz de percibir el carmesí cordel y seguir el destino marcado por el hilado de Láquesis, que probó a reforzarlo con un triple trenzado. Más grueso, visible…
Obstinada, adquirió una hebra roja más llamativa, de un bermejo vibrante, que refulgía ostensiblemente. A pesar de sus redoblados esfuerzos, Aureliano seguía obviando el ostentoso hilo rojo, acaso cegado por su congénito daltonismo.