Lo que el tiempo no borra
Aránzazu, 48, O Pereiro de Aguiar
A los catorce, se amaron como sólo se ama una vez. Pero no bastó: padres, rumores, distancia. Él se fue sin despedida. Veinticinco años de silencios.
El funeral de Victor los reunió. Ella con canas discretas; él con los ojos de entonces.
El destino quiso que de un final hubiera un comienzo.
Hablaron de todo, menos de ellos. Hasta que él rozó su mano.
-No te olvidé- dijo ella.
-Nunca supe cómo- respondió él.
Y cuando se fueron, esta vez, se fueron juntos.
El funeral de Victor los reunió. Ella con canas discretas; él con los ojos de entonces.
El destino quiso que de un final hubiera un comienzo.
Hablaron de todo, menos de ellos. Hasta que él rozó su mano.
-No te olvidé- dijo ella.
-Nunca supe cómo- respondió él.
Y cuando se fueron, esta vez, se fueron juntos.