Las estaciones
C.J. Olaizola, 36, Vigo, Pontevedra, 36206
—¿Seguirás siendo tú cuando regrese?
—Sí, seguiré.
—¿Seguirás estando en el mismo lugar?
—No me moveré ni un centímetro.
—¿Podré reconocerte?
—Sin ninguna duda…
En ese momento, el viento frío erizó sus hojas, apremiante.
—¿Y qué pasa si me pierdo? —preguntó al árbol el pequeño mirlo, temblando.
—Si te pierdes aprenderás más, descubrirás más, pero más importante aún, tendrás más historias que contarme al regresar.
—¿Y crees que ese es mi destino?
—¿Acaso el destino no es sino otra manera de nombrar las estaciones?
El pequeño pájaro no dijo más y voló. Sus alas, tímidas, aún tenían mucho por conocer.
—Sí, seguiré.
—¿Seguirás estando en el mismo lugar?
—No me moveré ni un centímetro.
—¿Podré reconocerte?
—Sin ninguna duda…
En ese momento, el viento frío erizó sus hojas, apremiante.
—¿Y qué pasa si me pierdo? —preguntó al árbol el pequeño mirlo, temblando.
—Si te pierdes aprenderás más, descubrirás más, pero más importante aún, tendrás más historias que contarme al regresar.
—¿Y crees que ese es mi destino?
—¿Acaso el destino no es sino otra manera de nombrar las estaciones?
El pequeño pájaro no dijo más y voló. Sus alas, tímidas, aún tenían mucho por conocer.