EL PODER DEL DESTINO
Antonio Enrique María, 46, Valladolid

—¿Destino puedes oírme? ¿Es posible negociar contigo? Si es que sí, hazmelo saber. No pido mucho o, quizá, nada imposible. Solamente deseo vivir en un mundo en el que la paz, el amor, el respeto sean los únicos y más poderosos pilares. Donde todos podamos caminar libres, sin odios ni rencores que nublen nuestras mentes. Quiero vivir en un mundo lleno de colores iluminándolo todo.
De repente, un haz de luz me ciega.
—¿Destino es esta tu respuesta? ¿Y cómo la interpreto?
Inmediatamente, la luz se desvanece dejando paso a un inmenso y hermoso arcoiris.
—Recibido, Destino. Muchas gracias.