EL DINOSAURIO AZUL
Victoria Estévez, 68, Dexo
Finalista
Cavaba la tierra con entusiasmo: catorce huecos, catorce rosales. Sonreía mientras recordaba que había comprado esa casa por internet, sin verla y desde el país que acogió a su abuelo, que nunca volvió porque sus hijos se quedaron allí. Su nieto escuchó mientras pudo las historias de su vida, de sus juegos... pero no recordaba el nombre de su aldea, así que buscó un lugar parecido a los relatos que había memorizado. Pensaba en eso cuando tropezó con algo. Sus ojos se aguaron: el abuelo conjuró al destino y regresó a Galicia, junto a su nieto y su dinosaurio azul.