CAST / GAL

Tiempo
Paula Veiga, 37, Ferrol

No soy capaz de definirlo exactamente, con la precisión del que cree saber algo.
Era como si alguien hubiese decidido hacer bailar las imágenes a nuestro alrededor, con la velocidad en la que la vida se descansaba a veces.
Tus manos se confundían con los contornos, las figuras; el cielo removiéndose sobre un eje infinito.
Casi podíamos tocar el mar, el vientre de la ciudad abriéndose sobre sí mismo, el sable que divide la luz de un dios mestizo.

Cuando la conocí, las luciérnagas parpadeaban desde el futuro.
Éramos los traductores de un instante.
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